FILANDIA PIZZUL 1902-1987

Primera mujer en recibir el título de arquitecta en Argentina en 1928 por la Universidad de Buenos Aires y primera mujer piloto de aviones en 1928.

La primera arquitecta en recibir el título en la República Argentina fue Filandia Pizzul en 1928[1] por la Universidad de Buenos Aires, cuando la carrera llevaba creada más de 50 años. A partir de 1874 funcionó la carrera de arquitectura de manera independiente del departamento de Ciencias en donde se habían impartido los estudios desde 1865[2]. Su figura fue pionera en diversos ámbitos, ya que también fue la primera mujer que completó los cursos de la Dirección de Aeronáutica Civil en 1928, obteniendo el brevete de piloto[3]nº181.

Comenzó el ejercicio profesional en 1928, como subinspectora de obras en la Comisión Asesora de Asilos y Hospitales Nacionales, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores, Culto y Beneficiencia, siendo la primera mujer en trabajar en ese organismo.

A lo largo de su carrera se desempeñó como Directora General de Talleres y Conservación del Ministerio de Salud Pública de la Nación, Directora General de Conservación del Ministerio de Obras Públicas de la Nación y asesora del Director Nacional de Arquitectura.

Unió sus dos pasiones y actividades, ya que fue la encargada de preparar el anteproyecto para la creación del Aeroparque Jorge Newbery que se inauguró en 1947.

Fue la primera directora de la biblioteca de la Facultad de Arquitectura de Buenos Aires que ella misma organizó, y una de las salas lleva su nombre desde 1994.

A Filandia Elisa Pizzul le siguieron Nelly Niebuhr y María Luisa García Vouilloz, egresadas en 1931, María de las Mercedes Arauz Obligado y Blanca Hirsch, en 1934; Itala Fulvia Villa (1913-1991), en 1935;  en 1936 las egresadas fueron tres: Stella Elba Genovese, María Elena Spaini y María Enriqueta Meoli. Al concluir la década ya sumaban casi dos decenas las argentinas que ostentaban este título.

Según la arquitecta Marcela D’Angelo[4], sobrina de la arquitecta:

“Filandia era una de las 10 hijas y 2 hijos de Juana Barbiere (Francesa) y Antonio Pizzul (Austríaco). Su padre fue un constructor muy apreciado en Buenos Aires, donde se afincó recién llegado de Europa. Era una familia de mujeres fuertes. La primera estudiante de arquitectura de la familia fue Mendoza Pizzul que abandono para casarse y quien finalmente se recibió fue Filandia. Otra de las hermanas Juana Pizzul fue una de las primeras estudiantes de medicina y también abandonó para casarse.

… mi tía Filandia fue una mujer muy retraída de la vida familiar. Tenía una fuerte personalidad y cuando yo era pequeña me impresionaba mucho por el despliegue que hacia…hablaba fuerte con voz grave (de fumadora), vestía pantalones, contestaba con desparpajo y sin demasiada cordialidad. Estuvo soltera hasta que fue grande o sea que hizo casi toda su carrera con su apellido Pizzul, se casó con un hombre grande, como ella, quien murió al poco tiempo”

Por la información publicada en diferentes números de la Revista de Arquitectura de Sociedad Central de Arquitectos (SCA), que se publicaba regularmente desde 1914, Filandia destacó ya siendo estudiante, en 1926 le publicaron el dibujo de un proyecto de pozo de agua del curso inicial de composición de 1924. A finales de 1926 aparece en la Revista como aspirante a ser nueva socia de la SCA. En enero de 1932 aparece como socia activa de la Sociedad Central de Arquitectos, registrando su domicilio en la calle Juana Azurduy 3115.

Filandia, al igual que otras mujeres pioneras en la profesión, fue muy activa en la Sociedad Central de Arquitectos, apareciendo reseñada en la revista en exposiciones de obras artísticas y jurado de premios y concursos. Aparece en la publicación de enero de 1940 como miembro del comité de organización del V Congreso Panamericano de Arquitectos, junto a Carmen Renard, Stella Genovese y Nélida Azpilicueta de Cima.

En la entrevista que le realizó A. Schellemberg para la revista La Novela Semanal en 1930, le incide en su gran arrojo y valentía para ser arquitecto (aún se decía mujer arquitecto) y aviador, ella no acepta esa valentía lo ve como algo normal:

-Hablemos de su profesión. ¿Cómo nació en usted el propósito de graduarse de arquitecto?-inquirimos

[…] ¿Y qué le puedo decir?- expresa con un algo de indecisión-Ya ven ustedes: soy arquitecto y me desempeño tan bien o tan mal como los hombres. Nada extraordinario hay que una mujer sea arquitecto.

-Si no fuera extraordinario, […] imaginamos que habría muchas arquitectos, sin embargo…

-Yo misma no me explico ese hecho, creo más […] que precisamente es en la arquitectura donde la mujer puede hallar las satisfacciones más grandes y los éxitos profesionales más reales.

– […]

– Sencillamente. La mujer tiene una visión clara de lo que debe ser una casa habitación, y tratándose de construcciones de esa índole, es ella y no el hombre la más indicada para preparar los proyectos, hacer los edificios…

-[…]

-[…] La mujer está bien al tanto de las necesidades del hogar. Ella conoce a la perfección cuales son las necesidades indispensables, cuál la estética; es ella la que pasa la mayor parte de las horas dentro de su casa. El hombre es un personaje de la calle…

Según ella la mujer estaba más preparada para la arquitectura doméstica, sin embargo ella trabajó y fue directora de áreas de organismos públicos que no se dedicaban a la vivienda, también proyectó hospitales. Seguramente al ser esta una entrevista del comienzo de su carrera aún no había empezado a trabajar en los organismos públicos.

En otra entrevista dedicada a ella y a María Luisa García Vouilloz, por ser las primeras mujeres arquitectos, Filandia responde que:

“Una sola era la idea que me absorbía desde muchacha desde los primeros años en el Liceo: abrirme paso en la vida por mis propios medios, escogiendo una carrera liberal que me permitiera vivir y al mismo tiempo, hacer, crear. ¿Cuál era la carrera adecuada para mi modo de ser y de sentir? La arquitectura, especialmente por una circunstancia promisoria. Pasada la crisis económica de la posguerra del 18, Buenos Aires comenzó a crecer vertiginosamente hacia arriba y a derramarse en todas direcciones sobrepasando los límites metropolitanos. Presentí que iba a iniciarse un ciclo de construcción intensiva […] estudié intensamente, y años más tarde me graduaba de arquitecto. Y, entonces, cuando tuve el diploma en la mano me dieron la gran sorpresa.

Fue una sorpresa de esas que hacen caer el alma a los pies. Exhibiendo el flamante diploma se presenta en una empresa que en ese momento estaba en el candelero, a cargo de las grandes construcciones […] La atienden gentilmente pero la rechazan con una excusa indigna:

– Necesitamos arquitectos… pero deben ser hombres. Lástima que sea usted mujer.”

 

NOTA: según datos de la familia Filandia Pizzul murió en 1984 y según ORDEN DEL DIA Nº 848 Impreso el día 26 de noviembre de 2009 de la CAMARA DE SENADORES en SESIONES ORDINARIAS DE 2009 del CONGRESO NACIONAL en 1987. Su partida de defunción indica el 2 de noviembre de 1987.

Más información:

[1] En una entrevista sin fecha a la arquitecta se señala que se graduó en 1928, sin embargo en el Diccionario de la Arquitectura en la Argentina, de Jorge Francisco Liernur y Fernando Aliata, editado por Clarin, en la voz “Finlandia Elisa Pizzul” escrita por Graciela Silvestri se señala que se graduó el 19 de noviembre de 1929.

[2] BRANDARIZ, Gustavo “Breve historia de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires” (1997) acceso 26-11-14.

[3] Equipo NAyA “La presencia femenina en las aulas de la UBA: las primeras arquitectas” acceso 9-12-2018

[4] Conversación mantenida con la autora a través de messanger y mails entre los meses de febrero y mayo de 2018, en los que me facilitó material inédito de la familia.