
Arquitecta y filósofa mexicana. Conjugando ambas disciplinas fundamenta el contexto para la concepción del proyecto arquitectónico para alcanzar el habitar
“La arquitectura es el cobijo de la existencia”
María Emilia Orendáin
María Emilia Orendáin, nació en México. Es arquitecta y filósofa. Además, investigadora, conferencista y ensayista.
Su padre quien fue ingeniero civil, la introdujo en la exploración y conocimiento de la arquitectura. Para Orendáin esto significó motivación e inspiración. Siendo muy pequeña, lo acompañó a las obras los días sábados, y, desde entonces, la atrajo la idea de dirigir su camino profesional en esa dirección. Esta inspiración también se complementó desde otras experiencias:
“Mi papá era una persona muy culta y aprovechaba los viajes familiares para enseñarnos los elementos arquitectónicos que componían un edificio, su estilo y tiempo en que fue construido. Esos viajes me abrieron los ojos a las diferentes expresiones arquitectónicas y la cultura que las sustentaba.”
Orendáin, (Comunicación personal, de junio de 2019)
Llegado el momento, en 1975, ingresó a la escuela de arquitectura. Era una época en la que pocas mujeres ingresaban a la facultad. En la entrevista realizada por Un Día Una Arquitecta, recupera de sus memorias:
“En ese entonces se consideraba una carrera de hombres y así nos lo hacían saber los maestros. En muchas ocasiones fui objeto de burla por insistir en estudiar arquitectura y no diseño gráfico o de interiores más afín a las mujeres de entonces (…) En lugar de desalentarme en mi empeño de ser arquitecta, estos maestros forjaron en mí una férrea voluntad por mi profesión que permanece hasta la fecha.”
Orendáin (2019)
Como consecuencia de su determinación, en 1980, obtuvo su título en la Universidad Autónoma de Guadalajara. Pero su titulación no culminó de esta forma. Su proyecto de grado fue reconocido al ganar el premio a la mejor tesis de arquitectura otorgado por la Cámara Nacional de Comercio. Siempre en 1980, un grupo de profesionales de reciente egreso —en aquel momento— dieron nueva vigencia y distinción a la Escuela Tapatía de Arquitectura (1). Orendáin fue parte de este suceso y la única mujer en este grupo. (2)
Dos años más tarde, en 1982, se casó con Enrique Toussaint. Además, emprenden juntos una sociedad.
En 1983 nace el taller Toussaint+González+Orendáin y trabajaron como socios hasta 1992. Desde ese año, la sociedad la conforman María Emilia Orendáin y su esposo. A partir de ese momento, montan el despacho denominado Grupo Arquitectos Toussaint y Orendáin SC, y hasta la fecha, trabajan proyectos habitacionales, edificios públicos, privados, y proyectos urbanos.
Una parte importante en su desarrollo profesional ha sido dar clases y dedicarse a la academia. De hecho, desde 1986, es maestra de cátedra en las escuelas de arquitectura del ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara y del Tecnológico de Monterrey (ITESM, campus Guadalajara). También ha dado clases en la Escuela Superior de Arquitectura y en el Instituto Franciscano de Filosofía Duns Escoto. En su ejercicio profesional desde la academia, a finales de los años 80, se dio cuenta que las teorías sobre arquitectura estaban basadas en filósofos como Nietzsche, Heidegger y Derrida. Recuerda:
“La arquitectura buscaba en la filosofía un nuevo orden frente a la crisis de la modernidad. Supe entonces que era fundamental para mi vida profesional estudiar filosofía y poder comprender las nuevas propuestas teóricas de la posmodernidad como el regionalismo crítico (basado en el método fenomenológico), el estructuralismo y el posestructuralismo.”
Orendáin (2019)
Uno de los libros que fue decisivo y la condujo a formarse como filósofa fue el Genius Loci: Towards a Phenomenology of Architecture de Christian Norberg-Schulz.
“La fenomenología, como una manera de pensar y ver, se convierte en un generador para la concepción arquitectónica, al mismo tiempo que nos restituye la importancia de la experiencia vivida como una auténtica filosofía”, asegura Steven Holl.”
Orendáin (2019)
En ese contexto, inició sus estudios en filosofía en el Instituto Libre de Filosofía (entidad jesuita) en el año 1995. Después de cinco años añade a su currículo su título como filósofa por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente, de la Universidad Jesuita de Guadalajara. Recibió la distinción Summa Cum Laude. La tesis que desarrolló para la titulación, luego se convertiría en una trilogía denominada: En busca de Luis Barragán. En el año 2004, ésta se publicó como libro.
En ese contexto, inició sus estudios en filosofía en el Instituto Libre de Filosofía en el año 1995. Se graduó en el año 2000 con distinción Summa Cum Laude, habiendo desarrollado una tesis que luego se convertiría en una trilogía denominada: En busca de Luis Barragán. En el año 2004, ésta se publica como libro.
Avanzando en el año 2004, es cuando obtuvo una beca para estudiar una maestría en filosofía en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, donde profundizó sus estudios en fenomenología. Desde esta perspectiva escribió su tesis Architecture and the art of the between. Se graduó con distinción Magna Cum Laude de esta universidad.
“Mis estudios de arquitectura dieron un sustento teórico a nuestro trabajo como arquitectos y abrazamos el regionalismo crítico como la propuesta ética que mejor respondía a nuestro clima, tiempo y cultura. Entendimos la arquitectura como la expresión física y metafísica del fenómeno del habitar. Habitar no es para el existente meterse en un estuche; el existente se hace ahí, está ahí y es ahí. Desde este punto de vista, entendemos la arquitectura como una concretización de la morada del hombre en esta tierra.”
Orendáin (2019)
María Emilia Orendáin y Enrique Toussaint tienen una familia. Su espacio familiar se conjuga con las reflexiones y propuestas éticas apreciadas y las hacen parte de su experiencia vital. Como profesionales de la arquitectura, miran y piensan como tal a lo largo del día. La vida privada se ve impregnada “por esta forma peculiar de ver el mundo”, comenta Orendáin.
Fue madre de tres hijos, y ahora, además, es una feliz abuela.
Relata como la sociedad con su esposo le permitió implementar distintas estrategias para coordinar las tareas en casa y las de oficina, y agrega: “…también implicó cambios en la vida de Enrique”. Recuerda cómo con la llegada de sus hijos, acondicionaron un estudio en casa para que tanto mamá y papá pudieran trabajar y encargarse del cuidado y la educación.
“Tener un taller en casa fue la mejor decisión que tomamos en su momento para hacer coincidir la vida privada con la profesional, se trata de la “habitación propia” que habla Virginia Woolf.”
Orendáin (2019)